Algunos tienen 80 años, algunos 16, y todos se han enamorado y han emprendido un noviazgo. El libro del sacerdote Rafael Hernández Urigüen recoge sus experiencias y saca conclusiones acerca del amor, el enamoramiento, la fidelidad y el “para siempre”. La obra de este profesor y capellán universitario surge como fruto de los seminarios mantenidos con jóvenes en el instituto universitario en el que trabaja ISSA. El autor explica que la obra ofrece “pistas prácticas para entablar un nuevo diálogo que evite los graves problemas que se están detectando desde hace años en los matrimonios”. Desde el flechazo hasta el compromiso, el itinerario de la obra transcurre deteniéndose en breves apuntes de “caracterología práctica y la antropología profunda del genio femenino”, hasta la explicación de “la castidad fundamentada en una antropología cristiana inteligible y bien divulgada”. Como escribe en su prólogo el catedrático de psiquiatría, Enrique Rojas: “Me parece de una gran pedagogía lo que ha realizado el autor de este libro, jóvenes de distintas edades y estirpes hablan, comentan, dicen, subrayan, muestran acuerdos y ofrecen desacuerdos sobre todo este gran tema que es el mundo del amor. Cuando el amor llega puede ser ciego, pero cuando se va es muy lúcido. De ahí la importancia de acertar en la elección y éste me parece un asunto central”. Las escuelas de padres y madres también están incorporando el libro, y comienza a ser referencia frecuente en los cursos de orientación familiar.
En el libro se insiste en la importancia que tiene el período de novios para conocerse en un clima de “respeto, sinceridad y horizonte de compromiso”. Así aparece una frase que casi suena a slogan: “Más vale un trauma en el noviazgo –romper antes si no marcha bien– que un matrimonio traumático”. Más que preguntarse: ¿cómo sé que esto va a ser para siempre?, el autor propone una cuestión más audaz: ¿Cómo debo comportarme -cómo debemos comportarnos- para que esto sea para siempre? Es otra versión de aquel viejo refrán: “Nos casamos para querernos”. Sin duda el enamoramiento, y el amor está al comienzo, pero hay que “querer querer”. Un factor muy importante según el autor es “la fe y la gracia del sacramento que los cristianos vemos como ayudas eficaces en el cultivo de la fidelidad, la ternura, y la renovación del amor, también dando y recibiendo el inestimable regalo del perdón”.
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